Actualmente muchos niños tienen déficit de atención, cada uno por diferentes motivos que le han desencadenado diversos factores neuropsicológicos que se evidencian en alteraciones en la atención, la impulsividad, y sobreactividad motora, también se puede representar en una falta de autocontrol teniendo implicaciones en el desarrollo, aprendizaje y ajuste social.
Los factores en los cuales se evidencia el déficit de atención son:
Falta de atención al detalle.
Desorganización de los espacios y elementos con los que interactúa.
Poca habilidad para distribuir el tiempo.
Se distrae fácilmente ante estímulos, por lo tanto, mantener la atención durante un tiempo prolongado se le dificulta.
movimientos repetitivos.
Incapacidad para quedarse quieto, especialmente en ocasiones que lo ameriten.
Habla en exceso, incluso interrumpe a los demás durante las conversaciones.
Se le dificulta escuchar pasivamente a los demás.
Todo lo anterior tiene manifestaciones en la vida personal, académica y laboral del individuo, evidenciándose en la interacción y vínculos que se establece con los demás. Sabemos también que esto tiene efecto en lo académico, debido a la dificultad de mantener la atención durante tiempos prolongados causando poca recepción de la información, todo lo anterior tiene implicaciones en el aspecto laboral y profesional.
Como expertos, sabemos que esto es más común en niños, pero si no es debidamente tratado, puede perdurar en el tiempo, volviéndose más agudo y afectando mucho más a la persona.
Uno de los tratamientos más reconocidos y aplicados a nivel mundial es la intervención psiquiátrica, abordando los síntomas con medicamentos como Dexedrina, Adderal, Ritalina y Atomoxetina. Lo que la población no sabe, es que está científicamente comprobado que estos tienen lamentables efectos secundarios como: diarrea, mareo, sueños diurnos, vómitos, pérdida de apetito, sequedad en la boca, cambios en el estado de ánimo, ritmo cardíaco acelerado, dolor de estómago, pérdida de apetito, dolor muscular, olas de calor; e incluso convulsiones e ideaciones suicidas. Lo más preocupante es que la lista podría extenderse mucho más.
En Brain Balance creemos en la capacidad de superar las dificultades que trae este trastorno desde un abordaje no invasivo, que requiere de un compromiso personal donde la voluntad de cambio y la disposición a conocer una nueva alternativa de abordaje jugarán un papel crucial. Nuestro diagnóstico inicial parte de una valoración con un psicólogo y la realización de un mapeo cerebral, donde podremos dar cuenta de la actividad eléctrica cerebral, mediante sesiones de entrenamiento Neurofeedback, logrando que la actividad cerebral se regule, disminuyendo significativamente los síntomas mencionados anteriormente.
¡Anímate a cambiar la vida de las personas que te rodean!